Otra Mente Brillante Arruinada por la Educación

8 oct 2009

La raiz del miedo


Leí una vez que cuando uno tiene hijos con los hijos nace el miedo. Que uno antes creía que tenía miedo de las cosas - las arañas, la inseguridad, los ruiditos, el calentamiento global - pero que no era del todo real. Que si bien es cierto que uno antes temía por si mismo, hasta que uno no tiene hijos no sabe la medida exacta de lo que es realmente tener miedo.
Estoy completamente de acuerdo con la persona que escribió eso. Creo que nunca en mi vida tuve tanto miedo como cuando me dijeron que Rorro tenía el SUH.
Pero eso ya pasó, fue hace casi dos años y la Rorro baila donde los ángeles no pisan. Lo que me compete ahora es que anoche estaba quedándome dormida y haciendo esos malabarismos mentales que uno hace cuando está entre el sueño y la vigilia - solucionando problemas, imaginando otros, siguiendo hilos dentro y fuera de laberintos -, me puse a pensar que quizás todos tengan razón y que sería mas fácil si yo fuera en avión al casamiento. Una idea llevó a la otra y cuando me quise acordar llegó la imagen mental de todos nosotros en el avión y el pánico ya familiar me invadió. Distraída hice el ejercicio mental de imaginar como sería si estuviera yo sola en el avión, y me di cuenta de que el pánico retrocedía, como la marea, dejando solamente arena mojada.
No soy yo la que tengo miedo de volar. Nop. Mi vida no tiene mayor - o menor - valor para mí que el que tenía cuando volaba de acá para allá sin siquiera pensarlo. Lo que yo tengo es miedo a que mis hijos vuelen. Y sé que suena a metáfora complicada y sesuda y que cualquiera por ahí se haría un festín poético, pero no. Lo que yo tengo es un miedo atroz a que se suban a un artefacto mecánico que contra toda lógica y razón despega del suelo, arriesgándose a todo lo que puede salir mal en un despegue, sube a miles de metros por encima del nivel del mar, se mantiene suspendido en el aire, sostenido por combustible, ingenieria y religión, por casi dos horas, para luego volver a acercarse a tierra a velocidades vertiginosas y arriesgar a todos sus pasajeros una vez mas a una muerte explosiva antes de detenerse.
Así que nada, no creo que haya pastillas suficientes en el mundo que logren que yo me suba a una de esas cosas y deje de pensar en eso, so, a todos los siguen intentando convencerme de que viaje en avión, back off. Yo voy a ir en bondi con Zeke - 50% de presión off -, llegaré a la capital por la mañana, y cuando esté allá y llegue la hora de salida del avión en que van a viajar Henry con la Rorro, ahí sí, voy a dejar al cachorro con mi viejo y me voy a dopar para no pensar en mi niña volando, porque lo pienso ahora - que faltan dos meses - y la idea me llena de espanto.

3 comentarios:

Alex dijo...

Sí, eso es verdad, cuando tenés hijos aparece el miedo en todas sus vertientes y posibilidades y es tan irracional que ni hacés el intento de controlarlo.
Dopate tranquila que al cachorro lo vamos a cuidar y la petisa lo va a entretener.

Me faltan 5 minutos para desearle feliz cumple!!!

zorgin dijo...

oiga y si manda a sus hijos por encomienda y Ud viaja en avión?, así cuando ellos lleguen cansados y malhumorados por el largo viaje, Ud los estará esperando fresquita y lista.
no es una magnífica idea?

Dalaila dijo...

Yo ese día no me avivé de darte la razón por el simple hecho de que...MI MADRE ES IGUAL. En ese sentido, al menos. O sea, hace cosas del estilo "haz lo que yo digo pero no lo que yo hago", como no ponerse el cinturón right away, pero si YO viajo en otro auto me obliga/exige/demanda que me lo abroche.
Y creo que se debe a las mismas razones de tus propios miedos, asi que calculo que es algo absolutamente propio de las madres.

Yay, you're not nuts! ejem-aunqueambassabemosqueenrealidadsiloestás-ejem
:)